martes, 22 de diciembre de 2015

Blanca nieves y el pato perro

Erase una vez en una tierra no muy lejana, ni más allá, pero tampoco tan acá; no como quien viene, sino como quien va. Una niña de blanca tés, tan blanca comparable a la de la nieve, pero por ser costeña, la nieve tenía más sabor y hasta un poco más de color, sin perder su esencia pura. La niña paseaba y encantaba a cuanto hombre que la veía, cautivaba con su presencia y enamoraba con su alma y su espíritu tan noble limpio y sincero, como si fuera poco era hija de Dios.  “O sea  el baloto andante”.  Caminaba por el mundo de los libros y las letras, no cualquier cosa la impresionaba, y eran muchos los que la pretendían, en ocasiones lobos feroces, “príncipes” en carros último modelo, uno que otro sarcástico filosófico y hasta viejos verdes, turcos y adinerados de la región.
En cierta ocasión la dulce niña, en busca de un desayuno saludable, se tropezó con un simpático y gracioso hombre a quien más adelante bautizarían como el pato perro y su amigo inseparable quien aconsejaba y buscaba para el pato perro, lograr conseguir a una linda mujer que hiciera su vida feliz. Este fiel amigo intento persuadir a blanca nieves para  que su mirada fuese puesta en el pato perro, pero esta,  habiendo rechazado ya mejores propuestas no dudo un segundo  en acabar con las intenciones que aún no se hacia el pato perro.
Mientras tanto el simpático hombre se conformó con admirar de lejos la belleza que rodeaba a blanca nieves, y tratar con su forma de ser y  de comportarse tan simpática, mostrarle a  la dulce niña que este tenía algo especial que ofrecerle, que incluso el hasta buscaba en su interior que cosas de él podían ser especiales para Blanca nieves, poco a poco el simpático pato perro logro que la niña viera que no era un hombre tan malo, y sus chistes huesos, su manera espontánea y abierta de tratar a las personas llamo su atención, por lo que sin saber cómo los dos intercambiaron números y por WhatsApp e incluso por Facebook a punta de mensajitos y emoticones fueron conociendo cosas que compartían en común y otras que no, pero que igual los hacían atractivos el uno para el otro.
El pato perro descubrió que Blanca nieves era la mujer que siempre soñó y que pidió por mucho tiempo a Dios, le manifestó sus intenciones de quererla por siempre, pero blanca nieves no cree en cuentos de hadas ni manzanas envenenadas, ni nada por el estilo, ella era muy inteligente y pedía hechos, por lo que pato perro fue consiente y empezó con pequeños detalles que solo eran para ella y exclusivamente ella, aunque las coincidencias de la vida no lo mostraran así. Hacerle ver a blanca nieves todo lo que le importaba y que aun con los malos entendidos que hubiese este no se rendiría en su afán de demostrarle a la hermosa niña que su cariño era sincero. 
Aun así estas no eran las únicas pruebas que el pato perro tenía que afrontar, aun debía demostrar que él era valiente y merecía el amor de Blanca nieves, por lo que tenía que vencer a madrastras malvadas, chismosas de barrios y chicles que ¡ay Dios mío ayúdame! Cosas por las que está dispuesto a pasar y vencer además de sus patadas (embarradas)     para conquistar el puro y hermoso corazón de la mujer de sus  sueños,  difícil situación para este simpático personaje que sabe que ni este cuento será suficiente para que la inteligente niña lo despierte con un beso y quite la maldición de solo encontrar y tratar de rehabilitar locas.

Continuara……. 

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