Blanca nieves y el pato perro
Erase una vez en una tierra no
muy lejana, ni más allá, pero tampoco tan acá; no como quien viene, sino como
quien va. Una niña de blanca tés, tan blanca comparable a la de la nieve, pero
por ser costeña, la nieve tenía más sabor y hasta un poco más de color, sin
perder su esencia pura. La niña paseaba y encantaba a cuanto hombre que la veía,
cautivaba con su presencia y enamoraba con su alma y su espíritu tan noble
limpio y sincero, como si fuera poco era hija de Dios. “O sea
el baloto andante”. Caminaba por
el mundo de los libros y las letras, no cualquier cosa la impresionaba, y eran
muchos los que la pretendían, en ocasiones lobos feroces, “príncipes” en carros
último modelo, uno que otro sarcástico filosófico y hasta viejos verdes, turcos
y adinerados de la región.
En cierta ocasión la dulce niña,
en busca de un desayuno saludable, se tropezó con un simpático y gracioso
hombre a quien más adelante bautizarían como el pato perro y su amigo
inseparable quien aconsejaba y buscaba para el pato perro, lograr conseguir a
una linda mujer que hiciera su vida feliz. Este fiel amigo intento persuadir a
blanca nieves para que su mirada fuese
puesta en el pato perro, pero esta,
habiendo rechazado ya mejores propuestas no dudo un segundo en acabar con las intenciones que aún no se
hacia el pato perro.
Mientras tanto el simpático
hombre se conformó con admirar de lejos la belleza que rodeaba a blanca nieves,
y tratar con su forma de ser y de comportarse
tan simpática, mostrarle a la dulce niña
que este tenía algo especial que ofrecerle, que incluso el hasta buscaba en su
interior que cosas de él podían ser especiales para Blanca nieves, poco a poco
el simpático pato perro logro que la niña viera que no era un hombre tan malo,
y sus chistes huesos, su manera espontánea y abierta de tratar a las personas
llamo su atención, por lo que sin saber cómo los dos intercambiaron números y
por WhatsApp e incluso por Facebook a punta de mensajitos y emoticones fueron
conociendo cosas que compartían en común y otras que no, pero que igual los
hacían atractivos el uno para el otro.
El pato perro descubrió que
Blanca nieves era la mujer que siempre soñó y que pidió por mucho tiempo a
Dios, le manifestó sus intenciones de quererla por siempre, pero blanca nieves
no cree en cuentos de hadas ni manzanas envenenadas, ni nada por el estilo,
ella era muy inteligente y pedía hechos, por lo que pato perro fue consiente y
empezó con pequeños detalles que solo eran para ella y exclusivamente ella,
aunque las coincidencias de la vida no lo mostraran así. Hacerle ver a blanca
nieves todo lo que le importaba y que aun con los malos entendidos que hubiese
este no se rendiría en su afán de demostrarle a la hermosa niña que su cariño
era sincero.
Aun así estas no eran las únicas
pruebas que el pato perro tenía que afrontar, aun debía demostrar que él era
valiente y merecía el amor de Blanca nieves, por lo que tenía que vencer a
madrastras malvadas, chismosas de barrios y chicles que ¡ay Dios mío ayúdame!
Cosas por las que está dispuesto a pasar y vencer además de sus patadas
(embarradas) para conquistar el puro
y hermoso corazón de la mujer de sus
sueños, difícil situación para
este simpático personaje que sabe que ni este cuento será suficiente para que
la inteligente niña lo despierte con un beso y quite la maldición de solo
encontrar y tratar de rehabilitar locas.
Continuara…….